los mas hermosos animales:LOS CABALLOS - Las Ayudas |
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- El caballo puede reaccionar a nuestras indicaciones por haberse habituado a ellas; podemos decir entonces que nos comprende. Pero nuestras ayudas pueden llegar al animal como palancas, poderosas en relación a su masa y fuerza.
- Podemos cambiar su balanceo natural mediante una palanca o combinación de palancas que están a nuestra disposición.
- Al enseñar a un caballo a pararse mediante una ayuda de retención debe adiestrárselo al paso, donde su impulso le origina menos incomodidad, a riesgo de transformar una indicación en una molestia para él.
- Al empezar, hay que simplificar todos los ejercicios.
- Desde un principio hay que tratar que el contacto con la boca del caballo por medio de las riendas se mantenga o llegue a ser nada más que un contacto y no un apoyo; que la rienda no sea un objeto de cuyos extremos se intente comprobar su resistencia.
- El caballo no debería nunca apoyarse sobre las riendas, sino sobre sus cuatro extremidades solamente, ya sea, como al principio, gravitando sobre los remos anteriores, más tarde en forma pareja sobre los cuatro y en el caso más avanzado sobre los posteriores.
- Trabajando bien la cabeza y el cuello nos aseguramos en forma progresiva de un factor importante: la obtención de un balanceo determinado en el resto del cuerpo del caballo.
EL TRIANGULO RIENDA-CABEZA-CUELLO
- El triángulo que forman la rienda, la cabeza y el cuello definen la resistencia física respecto a la disminución de la velocidad como también de muchos de los movimientos del caballo.
- Mediante este triángulo transformamos la impulsión en un balanceo que nos brinda el máximo de las posibilidades del caballo.
- Lo que facilita esto es la cesión elástica angular entre la cabeza y el cuello y. la posición más o menos horizontal de la base del triángulo, la rienda.
- En un extremo de la rienda está la mano del jinete que siente y controla ante todo la impulsión del caballo, como también su dirección. En el otro extremo está la boca del caballo a través de la cual se manifiesta la mayor parte de su concordancia mental y física con el jinete.
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- El ángulo cabeza-cuello, o sea, LA NUCA, debe ser elástico y conservar siempre su flexibilidad, tanto vertical como lateral. Solamente en este estado puede el caballo efectuar físicamente lo que le concede su docilidad para con el instructor.
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- El jinete percibe con sus manos el ritmo de los movimientos del caballo, convenientes o no, los que cambiará, mantendrá o corregirá, con sus brazos más o menos elásticos y de acuerdo a las circunstancias. Para esto necesitamos potenciar la flexibilidad e independencia de nuestro asiento.
- Estando sentados, nuestro punto de apoyo son los dos huesos de nuestro asiento.
- Cuando podamos mantener vertical la columna vertebral, al retener el caballo en cualquier momento del ejercicio, flexionando solo las muñecas y haciendo entrar en función suficiente la palanca que puede ejercer el freno, habremos llegado entonces a la graduación perfecta de las ayudas.
- Cuando la tensión hacia delante por parte del caballo es mínima y el contacto con las manos del jinete es pasivo, existe armonía con su movimiento rítmico.
- Todo esto requiere un trabajo diario paciente, donde las exigencias no excedan las presentes posibilidades físicas del animal. Varían de acuerdo a la conformación y al temperamento.
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